lunes, 23 de enero de 2012

Volviendo al autocontrol + exámenes


No va mal. No va nada mal, teniendo en cuenta que estoy de exámenes en la universidad (mañana tengo el cuarto de seis, qué coñazo...) y que este jueves si no me falla la pastillita me vendrá la regla.
Estoy tranquila, pensé que sería más duro, pero el cuerpo se amolda rápido a lo conocido: los desayunos son lo único que mi novio me prohíbe saltarme, el resto del día me aferro a mi taza de té y soy feliz. Por la noche me duele horrores la tripa, pero me siento bien al pensar que a la mañana siguiente todo habrá valido la pena.
Vamos a lo importate, el tema peso: esta mañana la báscula marcaba 56'8. No me voy a presionar, todo va bien y no la voy a joder. No, eso no. Tengo exámenes y no voy a ayunar porque si suspendo y me quitan la beca, tendré que dejar la carrera, y eso jamás. No, no y no. Puedo volver a los 54 sin problemas, lo sé. Sólo necesito mantener la cabeza fría y estudiar, como he hecho hasta ahora. Tan sólo eso...
Voy a darme una vuelta por los blogs, que he encontrado unos cuantos muy, muy interesantes. Y después cogeré mi botella de agua y me iré a la biblioteca a seguir estudiando el puto examen de mañana, ¡¡cuantísimo odio la gramática, en qué coño estaba yo pensando cuando me metí en esto, joder!!
En fin, que me lío, espero que hayáis empezado con buen pie la semana y que os sea productiva.



Un abrazo.



miércoles, 18 de enero de 2012

No merece la pena poner un título

Hoy vuelvo a escribir aquí. Qué raro se me hace...

No estoy bien, decididamente. Este último mes me lo he pasado llorando día y noche, sin exagerar. He intentado hacer las cosas bien, con tranquilidad, sin obsesiones, sin metas, y es imposible. Me he mantenido bastante bien durante estos 6 meses, oscilando entre 54 y 52 kilos. Pero la puta Navidad ( y tú misma, gorda asquerosa, no trates de engañar a nadie) ha hecho estragos en mí. Imaginaba que había engordado, pero no me quería pesar ("no, Midna, no te obsesiones"). La gota que ha colmado el vaso ha sido hoy, cuando me he ido a probar un vestido que me compré en rebajas (talla S, tipo tubo-mega-ajustadísimo, que compré sin mirar porque sólo quedaba ese y pasaba de meterme al probador con semejante cola) Y NO HE CABIDO. Sí, señoras y señores, a la gorda no le cierra un vestido de encaje que hace un mes le habría entrado sin problemas. Así que le he quitado el polvo a la báscula después de un mes y me he subido: 58 kilos, clavados. Me doy verdadero asco, no sé cómo he podido abandonarme tantísimo después de haber estado tan cerquita de los 50...

Se acabaron las autoindulgencias y el "mañana". Voy a volver a ser yo, cueste lo que cueste.

Bienvenida de nuevo, Midna.